jueves, 22 de noviembre de 2018

La espalda


 

Escondido arrabal de anatomía 
donde arrojé mis iras, 
y la losa 
que pesa en la conciencia 
negada la razón a soportarla 
sumida en la indolencia 

Me enjugó el llanto día a día, 
tanto, 
que no quedó una lágrima, 
pero se abrieron surcos en la espalda 
hiriendo los dorsales con tridente 
cuando por dentro llora el alma mía. 


2 comentarios:

María dijo...

Es una inmensa alegría volver a leerte, echaba de menos tus versos, y tus comentarios a mi blog.

Gracias por seguir latiendo.

Sigue vivo, no te detengas, porque eres poesía, eres caricia.

Besos, amigo mío.

Carlos Serra Ramos dijo...

Hola,querida María, eres mi más fiel seguidora y te lo agradezco de todo corazón más, por encima de tu asiduidad y tus comentarios lo que ha despertado mi afecto en ti, ha sido tu buen trato en el que descubrí más a la mujer que a la poeta, a la poeta la admiro, a la mujer la respeto y mi afecto roza el cariño.
Gracias otra vez por tu presencia ¿Llegaré a conocerte algún día?
Mi beso amiga mía.
.............Carlos