sábado, 31 de enero de 2009

COMO MI CASA



Aguamarga (Almería)
Óleo sobre tela 60X45


Se agrietan poco a poco las paredes,
ya chirrían los goznes de las puertas,
no ajustan las ventanas,
mas la luz mortecina de la tarde
va engulléndose las sombras
suavizando el claror de las rendijas.

Tan sólo cuatro plantas en el patio,
apenas cuatro flores desvaídas
resistiendo tenaces lo inclemente.
Pobres mis azucenas de blancura inmaculada,
perdieron con el tiempo
la pureza de su albura.

Y aquellas margaritas,
al pie del pozo, sobre la tierra estéril
rindieron hojas secas
y esperanzas.

¿Y el muro?
Se desmorona en cada lluvia,
en cada viento,
azotado por los años que,
erosiona por igual la piedra viva,
como el azul
prendido en el espíritu.

Ya nada es igual.
Aún encalando su fachada
seguirá siendo sobria su apariencia.

Mas, quien precisa
refugio contra el frío del invierno,
peregrino cansado
de sendas que anda solo,
se acoge a su cobijo,
gozando del calor que aún le resta
a las cuatro paredes de mi casa.
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Carlos Serra
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miércoles, 21 de enero de 2009

GORRIÓN...



Levantó el vuelo,
pero tarde,
y el golpe seco fue
el sólo instante cruel
que robó el alimento a sus polluelos
y durmió la luz de sus trigales

Gorrión, gorrión,
que nadie te enseñó
de cuantas formas mata el hombre.
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Carlos Serra
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domingo, 18 de enero de 2009

MIRÁNDOSE EN CAÍN



Pakistán
Como en tantos lugares...



Se anuncian cada día
atroces genocidios
sin crematorios nazis,
o cámaras de gas.

Sin embargo, se asoman a mis ojos
imágenes de niños bebiendo en la miseria
el único alimento de su infancia,
y rebrotan
pasajes que guarda la memoria.

No se olvida
la sombra de la hambruna fácilmente
ni la sangre calando en los caminos
del odio y el agravio.

Hoy, que navega mansa por los cauces
de la tierra que fuera desolada
aún maldigo al hombre en su avaricia,
sus ansias de poder
y el alma de Caín en quien se mira.

Quizá mañana, algunos de esos niños
-si han resucitado-
maldigan como yo la raza humana
por esos fariseos cantando el miserere
mientras blanden en alto las espadas.

Carlos Serra
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