lunes, 25 de julio de 2011

¿Cómo matar al olvido?

Me refugio en el cáliz de mis versos
en busca del perdón por un desbarro
sesgando por la base el tallo de la rosa;
ilusión que hasta el cenit se elevaba
fue rota, y quebrada se arrojó
al pozo de lo ingrato.


No más consuelo que la fingida indulgencia, porque no hay perdón si no hay olvido ni se puede rebobinar el tiempo, lo dicho, dicho queda y en la memoria suma.
Pero…

Quizá, una  paloma  blanca
se asome a mis cristales
con un mensaje
que rinda mis quebrantos.

Quizá esta noche sueñe que la tengo
y el beso de sus labios me redima
matando hasta el olvido
en alas del amor que nos consume.
                    *
Quizá sí, quizá esta noche
volemos al Edén
y muerda la manzana
desnudos en la hierba del pecado.