EL
ESPEJO
Me
asustan esos ojos que detesto
clavando sus pupilas en el iris
de mis ojos
tal dardos encendidos que me hieren.
Inquieren, fustigan y condenan
los ríos de verdades que enmascaro
tras el velo sutil de la
mentira.
las azucenas negras
guardadas en el saco del dolor.
Inclemente mirada de reproche
-que acusa impertinente-
omitiendo razones de descargo.
No me liberaré de tu sentencia,
ni tú me has de ver limpio de rencores
por mucho que me agobie la conciencia.
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