miércoles, 10 de agosto de 2011

Compañera de viaje

A ti, inseparable amiga mía

que siempre estás conmigo
en el jardín rosado de mis flores
y en las oscuras calles de mis noches
cruzando las esquinas.


Qué más voy a contarte que no sepas,
tal la brisa que sabe de mis horas
y del refugio oculto donde habito
memorando la luz que me alumbraba,
aún, entre la niebla.


Querida compañera de viaje,
como la sombra estás en mí, cada vez más,
adherida a la piel y sentimiento;

no te rehúso, pero ¡déjame ya!
que esperan a mi puerta otros candiles
y puede ser que el sol
penetre en mi ventana.
 

                           *
Ya volverás, que sé de tu afición
por mis pesares
y el deseo de ser
el último suspiro de mi tarde.
                          *

4 comentarios:

María dijo...

Precioso el poema que has escrito a tu compañera de viaje, a la persona que está a tu lado, que te suspira, que te abraza, que te siente...

Y, como siempre, leerte, es llenarme de inspiración, y me dejo llevar por tus versos...

Brisa que acaricia su cara,
que besa sus besos,
que bebe su aliento,
que se alimenta de su aire,
de su compañía,
de su existencia,
de su refugio,
de su suspiro.

Un beso, amigo poeta y un aplauso muy fuerte.

María BlancaNieves dijo...

Un imperio de soledades se acomoda a tu lado y recuesta su silueta de humo en tu pecho. Tú miras el tiempo como a un péndulo filoso que traza grises al vació mientras el sol derrite la espera en el cristal de tu ventana. Cada noche, con el último susurro de la tarde, te reclama la oquedad partiendo la voz del mismo aire, y a tu cuerpo, sostenido por lo endiabladamente etéreo. No existe antídoto cuando las oscuridad se ensancha frente a la luz, sólo el amor es capaz de avasallarlo. Qué triste es la soledad querido Carlos, y más esa soledad acompañada con el recuerdo.

Extraordinario poema, me vi en él por un momento a modo de salvar la luz y te proteja. Un beso con todo mi cariño.

Carlos Serra Ramos dijo...

En efecto, la soledad es mi compañera más fiel, como dices, me abraza y me suspira los aires de un amor que nunca llega, y es la brisa, mediadora del sentir, la que besa los labios, y alimenta la ilusión de ese amor sólo en la mente.

Gracias, María por alimentar mis sueños de encontrar a Dulcinea.

Deja entreabierta tu ventana que mi beso vuela a tus mejillas.
....................Carlos

Carlos Serra Ramos dijo...

Muy triste, BalancaNieves, quien la sufre bien lo sabe. Puede que tengas amigos, familia, gente de tu entorno compartiendo conversación, risas y buenos ratos, pero se alejan en terminar la fiesta y vuelves a tus noches donde nadie espera, extiendes los brazos, palpas con las manos y sólo es la almohada lo que encuentras y, hasta hay veces qué, a ella te abrazas con humedad en los ojos.

Poesía en tu comentario "Cada noche, con el último susurro de la tarde, te reclama la oquedad partiendo la voz del mismo aire," así es, entrañable amiga. Dile que la espero si la ves.

Querida amiga, recibe para mi consuelo, un poco de este amor que me desborda.
...............Carlos