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Cuando la luz de aquél amanecer
se asoma a la ventana de estos ojos
se me esfuman los sueños de laurel
en el desmayo vil del abandono.
No tengo más amor que el beso bruno
del recuerdo sumido en la nostalgia
que intento retener contra el reflujo
de la memoria viva en que se arraiga.
Y a zarpazos defiendo lo que queda
en este cuerpo y mente que se niega
a doblegar la espada de buen grado.
Se esperen las campanas –que no hay prisa–
y amarren si golpean sus badajos
los cóncavos de bronce en la abadía.
*
*
Carlos Serra Ramos
12 comentarios:
Somos sólo un momento, aunque el tiempo sólo pasa al ritmo que nosotr@s le dejamos. Cuando sólonos queda ese beso, dejemos que suenen las campanas y sea bienvenido el presente, y otros besos.
Como siempre precioso, Carlos, ya me lo estoy imaginando recitado por ti.
Mil besos querido amigo.
MArian
Un hermoso poema, muy tuyo, sin leer tu nombre sabría lo has escrito tu, el rescate de la esencia del amor, es tu nido.... bellísimo poema mi estimado poeta amigo, te dejo mis cariños al pasar por aquí.
Un bello soneto de rima asonante. Muy original y como dice Cielo Claro con un estilo muy personaL.Un beso poético. Soco
El primer terceto me fascina... y el resto también, pero... no consigo quitar los ojos de ese terceto.
Eres una sonetista de primera, mi querido Carlos. ¡Ay, y qué haya gente que dice que si no le gustan los sontos, que si están anticuados... jejeje ¡envidia cochina!
Un beso.
Ajá, somos de la misma opinión, mi gentil amiga. Lo malo es que puedo morirme esperando ese casi milagro.
Gracias por tu ánimo.
Carlos
Holaaa... mi niña:
Ya ves, si antes pido besos... Al menos media docena nos dimos esta tarde, la cosa es que los fraternales, aún siendo cariñosos, no me valen para el caso, ademés, los tuyos tienen dueño, pero que ricos son también. Eres un tesoro, querida amiga.
Carlos
Cielo Claro, querida amiga, ¿Conoces algo mejor para acelerar el pulso, que mirarte en los ojos del ser amado en tanto que se aproximan los rostros y se entreabren los labios? Son escasamente treinta segundos, pero el embeleso es tal que no hay tesoro material que iguale su valor.
Moriré de viejo y siempre mi bitácora marcará ese norte.
Mis besos en tu ventana, Cielo C.
Carlos
Hola, Soco, me vale ese beso ni que sea poético, a fin de cuentas son los más puros.
Gracias por tu comentario, amiga.
Te envío una dalias apenas abiertas en mi pequeño jardín. Son blancas.
Carlos
Mi querida Lui, me vestiré de terceto cuando te vea, entretanto, recojo tus palabras para vestirme de gala.
Un sonoro beso y otro tras otro.
Carlos
Me ha encantado la última estrofa. Magistral, Carlos.
Laura
Hola, Laurita:
El diminutivo viene por el intento de distinguirte en el afecto entrañable que te tengo. ¿Te dije alguna vez que eres un tesoro? Mira que volver de tus vacaciones y dejarme la huella de tu paso por cuatro posteos... Gracias, Laura, fue una grata sorpresa comprobar uno, otro y otro y otro... Además, manifestando que te han gustado.
Mi cariño, corazón.
Carlos
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