Hola Carlos . Es la primera vez que visito tu blog y este poema me ha dejado muy impactada. Es cierto, no solamente se mata con armas. A veces simplemente con una palabra, o con una mirada es bastante.Volveré a visitarte. Te pongo también la dirección de mi blog. www.poetaenparo.blogspot.com
Es cierto que lo compuse hace bastante tiempo, como dos años, sin embargo, no es el mismo exáctamente ya que el primero lo motivó un gorrión que se cruzó ante mi coche, y éste, acababa de cazar un ratón que se llevaba en el pico quizá para alimentar a sus polluelos. Cuando le vi pegado en la rejilla del motor sin que hubiera soltado su presa, te aseguro que se me erizó el bello, pensé más en sus posibles crias que en él, que ni se daría cuenta.
No sé si sabes que soy incapaz ni de matar una abeja que se introduzca en el habitáculo, paro el coche y la ahuyento si es preciso y, mira por donde, me van a apodar el mata-pájaros, joder, ¿por qué se me cruzan? Ya tengo en mi haber una gallina, tres pajarillos, un bhúo, un perro, dos conejos, y una liebre.
Carlos: no conocía tu blog. Me llevo una muy buena impresión de tu poesía. Espero pasar por este recodo más a menudo.
Hablando de encuentro con pájaros, te dejo este poema mío.
Un abrazo, Frank Ruffino.
POBRE PÁJARO
a Felipe Granados
Pobre pájaro dejó la sangre en los cristales míos.
Fijé sobre la mancha la figura de un gavilán porque es la fortuna de los pájaros no reconocer las palabras.
Pobre pájaro en el infranqueable umbral de mi abismo; tal vez estaba demasiado viejo o ebrio de libertad quería entrar a la casa de un poeta a ver qué se siente, pero había sus peligros, algo interpuesto entre él yo: el diáfano peligro de creer en el aire.
(De: Viaje de ausentes, Ediciones Perro Azul 2006, pág. 32).
8 comentarios:
"Gorrión, gorrión/que nadie te enseñó/de cuantas formas mata el hombre"
Ya te conocía este poema, pero nunca deja de sorprenderme y estremecerme ese final tan tremendo y tan cierto.
Un beso enorme.
Recuerdo perfectamente este poema, Carlos, y sigue siendo tan bello como entonces, cuando lo oí de tus propios labios.
Mil besos y un abrazo.
MArian
Hola Carlos . Es la primera vez que visito tu blog y este poema me ha dejado muy impactada.
Es cierto, no solamente se mata
con armas. A veces simplemente con una palabra, o con una mirada es bastante.Volveré a visitarte.
Te pongo también la dirección de mi blog. www.poetaenparo.blogspot.com
Gracias por comentarlo aún haberlo conocido ya de tiempo.
Un beso, Lui
Carlos
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Hola, niña:
Es cierto que lo compuse hace bastante tiempo, como dos años, sin embargo, no es el mismo exáctamente ya que el primero lo motivó un gorrión que se cruzó ante mi coche, y éste, acababa de cazar un ratón que se llevaba en el pico quizá para alimentar a sus polluelos. Cuando le vi pegado en la rejilla del motor sin que hubiera soltado su presa, te aseguro que se me erizó el bello, pensé más en sus posibles crias que en él, que ni se daría cuenta.
No sé si sabes que soy incapaz ni de matar una abeja que se introduzca en el habitáculo, paro el coche y la ahuyento si es preciso y, mira por donde, me van a apodar el mata-pájaros, joder, ¿por qué se me cruzan? Ya tengo en mi haber una gallina, tres pajarillos, un bhúo, un perro, dos conejos, y una liebre.
No te pongas por delante Marian que ya lo ves.
Mi beso, amigacha.
Carlos
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Hola, Milagros:
Un placer tu visita siendo la primera y por las frases amables que me dedicas. Pasaré por tu blog, sin duda.
Recibe mi más cordial saludo junto a mi agradecimiento.
Carlos
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Gorrión, gorrión,
que nadie te enseñó
de cuantas formas mata el hombre.
DE TANTAS MANERAS....DE TANTAS ¿VERDAD?
UN PLACER LEERLE
BESOS
JEM WONG
Carlos: no conocía tu blog. Me llevo una muy buena impresión de tu poesía. Espero pasar por este recodo más a menudo.
Hablando de encuentro con pájaros, te dejo este poema mío.
Un abrazo,
Frank Ruffino.
POBRE PÁJARO
a Felipe Granados
Pobre pájaro dejó la sangre
en los cristales míos.
Fijé sobre la mancha
la figura de un gavilán
porque es la fortuna de los pájaros
no reconocer las palabras.
Pobre pájaro
en el infranqueable umbral
de mi abismo;
tal vez estaba demasiado viejo
o ebrio de libertad quería
entrar a la casa de un poeta
a ver qué se siente,
pero había sus peligros,
algo interpuesto entre él yo:
el diáfano peligro de creer en el aire.
(De: Viaje de ausentes, Ediciones Perro Azul 2006, pág. 32).
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