HAMBRUNA
Se anuncian cada día
atroces genocidios sin balas de cañón
ni crematorios nazis,
o cámaras de gas.
Sin
embargo, se asoman a mis ojos
imágenes de niños bebiendo en la miseria
el único alimento de su infancia,
y rebrotan
pasajes que guarda la memoria.
No se
olvida
la sombra de la hambruna fácilmente
ni la sangre calando en los caminos
del odio y el agravio.
Hoy, que
navega mansa por los cauces
de la tierra que fuera desolada
aún maldigo al hombre en su avaricia,
sus ansias de poder
y el alma de Caín en quien se mira.
Quizá mañana, algunos
de esos niños
-si han resucitado-
maldigan como yo la raza humana
por esos fariseos cantando el miserere
mientras blanden en alto las espadas.